Día 10 - Salmos 100

1 Aclamen alegres al Senor, habitantes de toda la tierra.

2 adoren al Senor con regocijo. Presentense a el con canticos de jubilo.

3 Reconozcan que el Senor es Dios; el nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.

4Entren por sus puertas con accion de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.

5 Porque el Senor es bueno y su gran amor es eterno. Su fidelidad permanece para siempre.

Salmos 100

Cualquier persona que me conoce bien sabe que me apasiona la caza y la pesca. Es fácil hablar de lo que te apasiona, ¿verdad? Me encanta hablar con otros cazadores y pescadores sobre la caza y la pesca. Dios nos creó para ser apasionados por lo que amamos; por lo tanto, siempre debemos ser apasionados por El!

Cuando fui a un partido de fútbol cuando era niño, nadie tenía que enseñarme a animar a los Tigres de LSU diciendo: "Stovall déjame instruirte aquí. Está bien aplaudir si el equipo hace un buen juego, y puedes gritar y emocionarte. Y esto puede sorprenderte, pero puedes levantar las manos si tu equipo anota un touchdown".

Hay una verdad innegable sobre los verdaderos fans: son apasionados. Sólo tienes que ver cualquier partido de fútbol profesional o universitario o cualquier partido de fútbol de la Copa Mundial. Mientras las cámaras desplazan a la multitud, verás pasión. Los fans tienen pompones. Llevan los colores del equipo. Están gritando. Incluso pueden estar cantando. Ya sabes lo que es en el estadio – sonido fuerte! El lugar se sacude con pasión, porque los verdaderos aficionados son apasionados por su equipo.

Sea lo que sea lo que te apasiona, también te emocionará. El despertar consiste en encender una pasión más profunda por Dios en tu corazón. ¡Pon una canción de adoración! Levanta las manos, abre las manos, abre la boca, toque los pies. Pídele a Dios que encienda la pasión en ti, que te ayude a sentirlo y a expresar sus sentimientos.

Extractos tomados de Despertar: Un nuevo enfoque de fe, ayuno y libertad espiritual por Stovall Weems (pp. 15-19)