Día 21 - Romanos 12:11
Nunca dejen de ser diligentes; antes bien sirvan al Señor con el fervor que da el Espiritu.
Romanos 12:11
Estamos al final del Despertar, 21 días de oración y ayuno. ¿Cómo te sientes? ¿Te sientes más cerca, más conectado a Dios? ¿Ha habido un despertar en tu vida espiritual?
¿Tienes ganas de obedecer a Dios? Permítanme decirlo de esta manera, "Si no tienen ganas de obedecer a Dios, entonces algo está mal con sus sentimientos. Gran parte de nuestra enseñanza cristiana se centra en obedecer a Dios sin importar cómo te sientas, pero la Biblia está clara en que durante la mayoría de las veces debemos sentir el obedecer a Dios. Aquí es donde entra en contacto el despertar. Aquí es donde entra en juego el ayuno. Cuando tienes un despertar con Dios, comienzas a tener el deseo de obedecerlo y caminar por el sendero de la rectitud.
Estamos de vuelta donde comenzamos el primer día con Romanos 12:11. Espero que como resultado de los últimos 21 días estés alimentado y en llamas. Es tan importante que su obediencia fluya de "querer" y no "tener que hacerlo". Aunque no nos guiamos por nuestros sentimientos, son importantes. Somos creados a imagen de Dios, y Dios nos creó con emociones y sentimientos. Dios quiere que tu corazón, tu pasión y tu amor aumenten y desborden en obediencia. Recuerde que el cristianismo apasionado es la norma, no la excepción.
Los principios que ha practicado en estos veintiún días son muy fáciles de sostener a largo plazo. La oración, el ayuno y la devoción personal son muy sencillos de incorporar a tu vida cotidiana. Durante estos últimos veintiún días, has creado espacio para que Dios lo llene. La mejor manera de continuar en estas mismas prácticas es mantener ese espacio abierto indefinidamente. ¡No permitas que se llene de otras cosas! Protege ese tiempo y espacio con Dios y haz que sea tu prioridad cada día. ¡Puedes vivir tu mejor vida ahora, si estás viviendo tu mejor vida espiritualmente!
Extractos tomados de Awakening: A New Approach to Faith, Fasting, and Spiritual Freedom de Stovall Weems (pp. 90-91)